En la actualidad hay dos principales motivadores para los desarrollos científico/tecnológicos: la innovación (hacer algo que nunca ha sido hecho antes o de alguna forma diferente) y la optimización (hacer una misma cosa utilizando una menor cantidad de recursos).
El tiempo es un factor cada vez más importante en nuestro ritmo de vida, es impensable esperar 24 horas para enterarnos de una noticia en el diario del día siguiente o una hora para recibir la comida en un restaurante; de igual manera los resultados de un análisis se esperan en un tiempo cada vez menor.
No es de nadie desconocido que el costo de la vida aumenta cada día, los movimientos en la economía mundial y la apreciación de los bienes materiales provocan en la mayoría de los casos una mayor inversión para lograr los mismos resultados. Por lo anterior se vuelve indispensable buscar formas de optimizar nuestros procesos para hacer más con menos y en menor tiempo.
En el laboratorio de análisis químico la tecnología ayuda a lograr estos objetivos, ya que por ejemplo, al buscar determinar los elementos metálicos en una muestra determinada de suelo, agua, etc., es imaginable que la primera opción sea realizar una marcha analítica de cationes con 12 horas de duración, contando gotas de solución y revisando precipitados en los diferentes tubos de ensaye utilizados, más bien lo óptimo sería utilizar un instrumento de espectroscopia atómica como mínimo.
Si bien es cierto que en la actualidad existe una inmensidad de instrumentos y equipo de laboratorio, así como un mar de especificaciones que suenan impresionantes, siempre es importante hacernos las preguntas: ¿Cómo puede hacer esta inversión ayudarme a ser más eficiente en mi trabajo?, ¿me ayudará a tener resultados más rápido?, ¿Se reducirá el tiempo de análisis de mis muestras?, ¿me ayudara a reducir el gasto de insumos?
Vale la pena invertir en sistemas de información que ayuden a reducir el trabajo administrativo y agilicen las auditorias, así como en instrumentos, con lecturas más rápidas, que tengan mayores sensibilidades y a su vez permitan usar menos cantidad de muestra, que eliminen o reduzcan la necesidad de costosos gases o reactivos en el laboratorio y que en lo posible estén automatizados para liberar el precioso tiempo hombre que se puede invertir en otras actividades que generen valor.
De igual manera a la hora de modernizar el laboratorio, no se debe plantear como un gasto, sino como una inversión, y comparar el costo inicial de inversión contra el costo de dejar las cosas igual. Es sorprendente ver que la mayoría de los costos se recuperan en un plazo no mayor a tres años cuando la inversión es bien planeada con los ahorros provenientes de la optimización de recursos.
Si estas interesado en el tema de la optimización en el laboratorio o tienes alguna pregunta te animo a dejar tu opinión en la caja de comentarios ya que en este tema aún hay mucho que discutir.
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