La seguridad en el laboratorio está condicionada por factores tales como la higiene, las normas y el adiestramiento del personal. Estos factores deben de estar avalados por personas calificadas para asegurar que todo se esté llevando a cabo de una manera correcta.

 Las auditorías son los procesos encargados de valorar la seguridad en el laboratorio. Se realizan por lo general cada año por personal entrenado del Plan de Higiene Química Federal quienes evalúan por medio de una rúbrica los distintos ámbitos de riesgo en un laboratorio.

 Las ventajas que nos brinda una auditoría es la confianza de poder asegurar la salud del grupo del laboratorio, promover la higiene y seguridad de cualquier área y concientizar sobre la importancia de normas de seguridad en el laboratorio.

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 El objetivo de las auditorías es poder encontrar áreas de oportunidad del laboratorio para su seguridad, y así mismo, mejorarlas para lograr una mayor productividad y menor factores de riesgo para eventos adversos potencialmente dañinos para el grupo de trabajo.

 Si bien, el proceso consta de poco tiempo para  valorar cada una de las áreas del laboratorio, su ventaja radica en que están diseñadas para poder identificar información importante sobre el funcionamiento general del laboratorio en particular.

 La rúbrica que es evaluada por los auditores se basa principalmente en calificar la  documentación y capacitación del personal, información de emergencia y seguridad, seguridad contra incendios, seguridad general; uso de equipo de protección personal (EPP), limpieza, almacenamiento de productos quimicos, campanas de humo, eliminación y transporte de desechos químicos, seguridad sísmica, seguridad Mecánica y Eléctrica.

 Una vez que la inspección ha sido exitosa, las correcciones se realizan en 30 días y se envían por correo electrónico al laboratorio notificando las deficiencias encontradas para poder resolverse. Incluso se anexan maneras prácticas para resolver las deficiencias del laboratorio.

 Muchas veces las auditorías son causantes de estrés laboral, sin embargo, es un proceso esencial para asegurar que el laboratorio tenga un flujo de productividad adecuado y consistente en lo que se proponga.