Existe una leyenda urbana que habla de la ley de los famosos cinco segundos, que si al caer una galleta, la puedes recoger, soplar un poco y comerla sin riesgo alguno. 

¿Es cierta esta leyenda?

 Una investigación en el 2007 de la Universidad Clemson, EUA. Concluyó que es falsa. Como parte de los descubrimientos científicos,  ellos sugieren laley de “cero segundos” Cuando un alimento entra en contacto con la superficie contaminada, las bacterias son transferidas de manera inmediata. “El tipo de superficie o el tiempo de contacto no son relevantes, se transfieren bacterias suficientes para contaminar a quien ingiera el alimento” mencionan investigadores de Clemson.

 Otro estudio se realizó en la universidad de Rutgers, EUA. Con distintas superficies tales como madera, acero inoxidable, cerámica y moqueta y con cuatro alimentos (sandía, pan, pan con mantequilla y caramelo). Después, probaron varios tiempos de contacto (menos de un segundo, cinco segundos, 30 y 300). En todas las ocasiones, el microbio que fue pasado de un lado a otro fue Enterobacter aerogenes, un pariente de la Salmonella que vive en el intestino humano y que no provoca ninguna enfermedad. En total, se reprodujeron 128 escenarios distintos, y cada uno se repitió 20 veces, haciendo un total de 2.560 mediciones.

 La moqueta resultó la superficie más segura, ya que probablemente es la que contiene una superficie de contacto inferior a los más lisos.

 “Las bacterias no tienen piernas, se mueven con la humedad” menciona el investigador Schaffner, investigador de Rutgers.

 Si bien la superficie no es factor determinante para contagiar o crear una bacteremia, la diversidad de temperatura, lo es. Es decir, cuánto más húmeda sea la comida, más alto es el riesgo de transferencia.

 Concluyendo, con nuevas noticias de la ciencia, la variabilidad en tiempo y en tipo de superficie no influye sobre la contaminación del producto. El principal factor actual de transferencia bacteriana, es la humedad. Por lo que se debe tener conciencia sobre la seguridad alimentaria y tener la certeza de lo que estamos llevando a nuestra boca cada vez que estemos consumiendo un alimento.