Este blog es proporcionado por Javier Siller, de antemano muchas gracias por el tema y sin más que decir comencemos este blog.
Debemos tener mucho cuidado con los conceptos involucrados en cualquier artículo científico o de divulgación científica, como es el caso, ya que los colegas chinos no usaron embriones humanos, recordemos la definición de embrión: Embrión es un organismo en el cual el cigoto ha conformado la presencia y combinación de exactamente 23 cromosomas femeninos y 23 cromosomas masculinos para generar un nuevo ser en la naturaleza. (Siller, et al, 2010).
La cuestión es un poco más compleja, porque para salvar problemas éticos los investigadores inyectaron las moléculas correctoras en “embriones humanos” tri-pronucleares, es decir, embriones que llevan el material genético de un óvulo y de dos espermatozoides. (Dejo la nota como viene para no alterar su contenido, pero no son embriones). Tales cigotos aparecen en ocasiones en las técnicas de fertilización in vitro y no son viables, lo cual supone una cierta medida de precaución por parte de estos científicos.
En cualquier caso, los resultados fueron preliminares: de 81 embriones inyectados, sobrevivieron 71 y sólo unos pocos portaban la corrección genética adecuada. Hubo algunos con cambios genéticos en otras regiones del genoma, lo cual es totalmente inaceptable si se pretende utilizar esta terapia en humanos. De hecho, al parecer las revistas Science y Nature se negaron a publicar esta investigación, por las cuestiones éticas que plantea y por la falta de reflexión y consenso que todavía existe en la comunidad científica y en la sociedad al respecto.
De lo anterior, Grupo Drakonto, establece la posibilidad de que las revistas se negaron a la publicación porque un equipo americano también estaba en la investigación en ese momento, como cabría esperarse, y que los posibles resultados, permitiría un desarrollo futuro de nuevos tratamientos y otras cosas.
Otro de los problemas es que los embriones correctamente tratados resultaron ser Mosaicos, es decir, una mezcla de células corregidas y no corregidas. Esto supone otro obstáculo importante, porque no asegura la curación completa de la enfermedad. Pero es un problema que podría resolverse fácilmente, porque esta misma semana investigadores de la Universidad de San Diego publicaban en la revista Science una variación de esta tecnología que lleva el sonoro nombre de Mutagenic Chain Reaction, por sus siglas en ingles. O sea, una especie de reacción en cadena de correcciones genéticas.
En este caso los investigadores trabajaban con moscas, introduciendo en sus genomas un gen que cambia el color de los ojos. Para que esto suceda es necesario corregir las dos copias de ese gen en cada célula, pero CRISPR/Cas habitualmente sólo repara una de las dos copias. Por tanto, estos científicos modificaron el sistema de modo que, una vez que se ha corregido una de las copias, la propia célula fabrica las moléculas necesarias para corregir la otra copia.
Y la cosa no se para ahí (por eso se llama reacción en cadena), porque con cada nueva generación la copia corregida se encargará de corregir cualquier otra posible copia no corregida con la que se encuentre en un nuevo embrión. Dicho de otro modo, la versión “corregida” se extenderá por toda esa población en unas pocas generaciones. Esto podría venir muy bien para crear animales de laboratorio con determinadas características o para acabar con enfermedades transmitidas por insectos, como la malaria.
“Por primera vez en nuestra historia, pronto estaremos en condiciones de decidir el rumbo que tomará nuestra especie, cuál será el siguiente paso en nuestra evolución”. La pregunta fundamental es: ¿Quién Decidirá?
Lo que está claro es que ahora cualquier laboratorio que tenga cierta experiencia en técnicas de fertilización in vitro podrá utilizar estas tecnologías para crear embriones modificados genéticamente, siempre y cuando lo permita la legislación local.
Varios estudios muestran que el público rechazaría masivamente la aplicación de esta tecnología para conseguir niños “perfectos”, “más inteligentes” o “más fuertes”. Sin embargo, la mayoría aprobarían su uso para erradicar enfermedades genéticas como la fibrosis quística, la hemofilia, o la distrofia muscular. [Que familia no quisiera tener hijos sanos]. El problema, como siempre, radica en dónde situar el límite; incluso, si es posible pensar que se podrá establecer un límite. Hoy día, tres importantes compañías ya trabajan y comercializan aceleradamente en esta nueva biotecnología: Editas Medicine, Crispr Therapeutics y Sage Lab en Estados Unidos y Londres.
Para terminar, como una “curiosidad”, esta biotecnología permitirá entre otras cosas que nuestro querido y “sufrido” cromosoma Y, no se ausente en los próximos 5 millones de años, genial ¿no lo creen?... Bueno espero se motiven para aumentar sus intereses académicos y en un futuro no lejano este a la vanguardia del conocimiento científico. Para finalizar, debo de reconocer una sensación de melancolía como en su tiempo experimento el estupendo grabador Alberto Durero al visitar a los italianos y observar la grandiosidad del futuro venidero y no poder gozar de su magnificencia…
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