Uno de los métodos que definen el uso o función de sustancias químicas, es la Cromatografía Líquida de Alto Desempeño (HPLC) que analiza los componentes de una muestra. Este proceso químico está fundamentado por la utilización de disolventes orgánicos para análisis de contaminantes orgánicos medioambientales, medicamentos, entre otros. La técnica HPLC cuenta con la ventaja que gracias a los avances tecnológicos ocupa un menor tiempo de análisis, evitando el uso excesivo o mayoritario de disolvente.
En proceso de separación de componentes, depende de la forma en que se usa el solvente y puede llevarse a cabo a partir de dos métodos. El primero de ellos, el método isocrático, que utiliza siempre el mismo solvente, ya que es para mejorar la eficiencia y acortar la duración del proceso. El gradiente de disolvente empleado también es realizado en forma automática por las bombas que lo componen.
En cambio, el método de gradiente de elución, es el proceso mediante el cual se cambia la composición de la fase móvil y puede ser a baja o alta presión. Lo esencial en esta técnica es, determinar la composición inicial y final del solvente y ajustar el tiempo del gradiente siempre y cuando se determine la forma del gradiente, ya sea, lineal, cóncava o convexa.
Así mismo, hay criterios de elección del solvente para cada una, empezando con la disponibilidad comercialmente y el precio del mismo, ya que si ambos criterios no son alcanzables, estrictamente no habrá existencia de solvente. También, valorar la pureza y estabilidad del solvente, lo miscible con otros solventes para formar mezclas útiles, la viscosidad de bajo grado para reducir las caídas de presión y ser compatible con el detector que sea utilizado en el laboratorio.
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