Los hongos son organismos microscópicos extraordinariamente diversos. Se estima que pueden existir en todo el mundo 1.5 millones de especies y se encuentran distribuidos en todo el mundo, habitando cualquier tipo de ambiente. Aunque los hongos proveen enormes beneficios para la salud del hombre (tema que probablemente manejemos después), representan una serie de peligros directos e indirectos, que pueden llegar a poner en peligro nuestra vida.
Uno de los peligros más conocidos de los hongos hacia el humano, son las intoxicaciones; estas pueden ocurrir ya sea por el consumo de hongos (setas, champiñones, etc.) de variedad venenosa, cuyos síntomas pueden ir de ligeros a graves algunas veces terminando en la muerte; a este tipo de intoxicaciones se le llama micetismo. Otra forma de intoxicación provocada por los hongos, se denomina micotoxicosis. Ésta ocurre cuando consumimos alimentos que fueron contaminados con algunos hongos que producen toxinas, las cuales se quedan en el alimento y son difíciles de eliminar, por lo que entran a nuestro cuerpo y en altas concentraciones pueden provocar daños en órganos y generar el desarrollo de algunos tipos de cáncer.
Por otro lado, los hongos pueden generar problemas a nuestra salud cuando entran directamente en nuestro cuerpo a través de la respiración o por medio de traumatismos en la piel. Cuando esto sucede, algunos hongos pueden provocarnos alergias persistentes o infecciones (denominadas micosis), como las del pie de atleta o infecciones vaginales por el hongo llamado Candida. En este sentido, incluso nuestras mascotas pueden llegar a tener infecciones por hongos.
En México, las infecciones por hongos más frecuentes son de tipo cutáneo, sin embargo nuestro país tiene zonas muy importantes para la presencia de hongos como Coccidioides e Histoplasma (causantes de la Coccidioidomicosis e Histoplasmosis, respectivamente), los cuales son organismos muy virulentos que deben manejarse con medidas de bioseguridad clase 3 y cuyas patologías representan un peligro mortal en caso de no controlar a tiempo la enfermedad. La buena noticia es que, si bien son hongos en extremo peligrosos, su presencia se encuentra limitada a zonas particulares, como lo son las regiones desérticas y semidesérticas para el caso de Coccidioides, y el guano preferentemente de murciélago para el caso de Histoplasma.
Aunque es imposible no estar en contacto con los hongos, ya que sus esporas abundan en el aire, es muy importante no exponernos a grandes concentraciones de ellos ya que entonces nuestras defensas pueden no ser suficientes para prevenir una infección. La presencia de humedad en habitaciones es propicia para el desarrollo del conocido “moho”, el cual consiste en millones de esporas de hongos que se propagan en el aire fácilmente. Esto puede generar problemas respiratorios tales como asma, rinitis alérgica o complicaciones invasivas graves, especialmente en niños y adultos mayores, pero representan un riesgo para cualquier persona con defensas bajas, incluyendo a las mujeres embarazadas. En el caso de los alimentos, la presencia de hongos no es sinónimo de peligro, pero si un alimento ha presentado crecimiento de hongos por mucho tiempo y ese hongo no forma parte de la producción normal del alimento, podría estar contaminado con micotoxinas y es preferible no consumirlo.
En conclusión, los hongos son organismos fascinantes con una gran importancia para nuestro planeta, deliciosos en algunos casos y muy peligrosos en otros, por eso es importante conocer sobre ellos para prevenir posibles riesgos a nuestra salud y la de quienes nos rodean.
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