Los horarios de trabajo y escuela dificultan a veces tener una buena calidad de alimentación, por lo que aumenta el consumo de comida rápida que encontramos fácilmente. El problema con la comida rápida radica en su deficiente calidad de nutrientes y las consecuencias de ello.
En su mayoría, la comida rápida o “fast food” contiene altos índices de azúcares, calorías y grasas que crean una adicción frente al alimento, siempre requiriendo una cantidad mayor. Todo ello, desarrollando enfermedades crónico degenerativas como diabetes mellitus, hipertensión arterial, obesidad y finalmente la mortalidad.
Por ello, recientemente científicos examinaron alrededor de 400 muestras de papeles o envoltorios de comida rápida y de suplementos. Utilizando la espectrometría de masas, descubrieron que alrededor del 20% del papel contenía niveles detectables de fluorina.
Así mismo, mediante el descubrimiento científico, utilizando el método de HPLC (Cromatografía Líquida de Alta Resolución), detectaron la presencia de perfluorcarboxilatos, perfluorosulfonatos y compuestos no identificados de polifluoronatos. Se encontró que el 46% de los papeles de contacto con alimentos y el 20% de las muestras de cartón contienen flúor detectable (> 16 nmol / cm2).
Todos estos compuestos químicos son altamente tóxicos para la salud ya que se han asociado con el desarrollo de cáncer, toxicidad inmunológica y toxicidad laboral.
Fue alarmante encontrar dichas sustancias ya que en el ámbito químico y biomédico son consideradas incompatibles con la vida. Sugieren que los altos niveles encontrados se derivan de contaminación de aire y agua residual en la industria empacadora, por lo que recomiendan aumentar la calidad de la seguridad alimentaria.
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