En la actualidad ya no es suficiente dar buenos resultados, sino dar resultados técnicamente válidos.
La tecnología domina los procesos, lo cual exige una mayor exactitud en estándares, mediciones y pruebas.
La Norma ISO 17025 dedica cada una de sus letras a orientarnos en alcanzar estos resultados. Un “resultado técnicamente válido” no solo es bueno, sino que demuestra científicamente que lo es.
A la evidencia de esto se le llama trazabilidad, que es el registro de un producto desde su origen hasta que llega el consumidor final. En esto se revisa la trayectoria de sus componentes, tratamientos y distribución, lo cual es información útil para calcular todo tipo de cosas, desde su precio y utilidad, hasta su impacto en el medio ambiente y su viabilidad legal.
La trazabilidad está representada por líneas verticales, rectas y paralelas acompañadas por cifras de todo tipo. Todo es codificable y supone un referente para tomar decisiones.
La trazabilidad metrológica del resultado abarca los datos originales, los cálculos hechos a partir de ellos, el informe, y por supuesto la presentación de la calibración de los instrumentos empleados para la medición de los valores.
Un laboratorio de metrología acreditado es el ente adecuado para realizar este proceso, pues aquí ya no hay margen para el error. Si las mediciones son indirectas, deberán ser proporcionales a su aportación al resultado final.
La norma ISO 17025:2005, aceptada a nivel mundial como la norma ley de acreditación, rige a todos los laboratorios de calibración de venta de servicios con trazabilidad que pretendan dar resultados técnicamente válidos.
Aquí la calibración juega un papel fundamental y por ello no sólo se exige la certificación como tal, sino además se demanda la revisión de los instrumentos empleados y los patrones usados para ello.
El valor de la acreditación
Tradicionalmente era suficiente con un certificado, pero daba cabida a la imprecisión, pues no había evidencia clara de que el calibrador se haya sometido también a un patrón de calibración. En este proceso los patrones pudieron haber sufrido un deterioro en su calidad.
Como receptores o contratistas de un servicio de este tipo, lo primero que debemos revisar en una trazabilidad metrológica es que el proveedor nos entregue una copia de sus certificados de calibración donde esté claramente especificado los instrumentos o patrones que utilizó, así como sus niveles de exactitud.
De eso se trata la trazabilidad, de cuidar los procesos desde antes de iniciarlos para contar con resultados más allá de “buenos”.
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