En ciertos elementos químicos, existe la propiedad de la radioactividad, todo dependiendo si sus núcleos atómicos son inestables o no. Dicha estabilidad, se genera por un proceso de desintegración que genera energía en forma de “radiación ionizante” o simplemente, “radiación”.

La propiedad radiante, puede encontrarse en alimentos ya que también en ellos existe desintegraciones nucleares que ocurren en una cierta cantidad de sustancia durante un determinado tiempo. Este material, puede ser transportado por el aire, por nieve o lluvia pudiéndose depositar en la superficie de frutas y verduras.

Incluso, la radiactividad puede concentrarse en ríos, lagos, y el mar donde los animales marítimos pueden incorporarse y consumir sustancias radiactivas que a final de cuentas llegan a nuestros platos. Sin embargo, la gravedad en las consecuencias por radioactividad dependen de su concentración en radionucleidos.

Existen ciertos alimentos que no pueden contaminarse de radioactividad, por ejemplo se encuentran los enlatados o envueltos en plástico siempre y cuando el cierre sea hermético. Así mismo, existen alimentos que pueden emitir radiactividad de manera natural al incorporar elementos radioactivos provenientes de la tierra, el más común es el potasio, encontrándose en pequeñas cantidades de leche, carne y plátanos, que son ricos en potasio.

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Los alimentos que se habrán de reparar de inmediato al saber que existe contaminación radioactiva son los vegetales y plantas cultivadas al aire, la leche, los peces, la microflora acuática, los frutos silvestres y las carnes de caza.

Gracias a ello, actualmente existen legislaciones vigentes desde los años 80, donde se regula las concentraciones de radionucleidos en los alimentos sobre todo, comercializados internacionalmente después de una emergencia nuclear o radiológica.

Las legislaciones establecen las acciones a tomar en caso de  que se sobrepase las tolerancias máximas de contaminación radioactiva en productos alimenticios después de un accidente nuclear. De igual manera todo límite puede ser modificado para conseguir un mayor grado de protección para el consumidor siempre y cuando se verifique ante legislación el resultado validado.