Los descubrimientos científicos que surgen todos los días son capaces de atraer nuestra atención. 

Pero este último descubrimiento parece un cuento sacado de la ciencia ficción. El reconocido Biophysical Journal publicó que el veneno de la avispa podría ser benéfico en la cura contra el cáncer.

El mecanismo de defensa de la Polybia Paulista tiene un ingrediente de largo alcance conocido como toxina MP1, que es capaz de matar las células malas de un tumor sin afectar a las células buenas.

¿Cómo lo supieron?

Para estudiar cómo operan las toxinas, un equipo de investigación de la Universidad de Stanford produjo membranas celulares en un entorno controlado y las expusó al veneno. Mediante técnicas biofísicas y la formación de imágenes encontraron que MP1 ataca a las células cancerosas pues las delata su grasa, es decir, la distribución anormal de lípidos que se encuentran en el exterior de sus membranas protectoras.

Básicamente el cáncer interactúa con los lípidos y distorsiona la estructura de las membranas celulares al hacer agujeros en ellas. De esta manera las moléculas “escapan” de las membranas y las células cancerosas mueren, ya que no funcionan sin éstas.

¿Qué pasa con las células sanas?

Debido a que su fisonomía es diferente, pues no tienen una disposición diferente a los lípidos, permanecen inmunes.

Esto abre la puerta a otro camino para combatir el cáncer, pues las terapias que implican una interacción con los lípidos de las membranas celulares de los tumores podrían convertirse en una nueva clase de medicamento.

Al desarrollar nuevas técnicas de combinación podrían usarse fármacos que solo ataquen las células cancerosas.

El desempeño de esta toxina se ha probado en células de la próstata y vejiga demostrando una eficacia sin precedentes al evitar el crecimiento de los tumores. También ha mostrado buen desempeño en las células leucémicas que son tradicionalmente resistente a una variedad de fármacos.

Ciertamente son innovaciones científicas prometedoras, pero se requieren años de investigación para confirmar que los resultados conseguidos muestren un patrón, y sobre él, diseñar un medicamento que sea aprobado.

El siguiente paso no es solo enfocarse en el mecanismo de defensa selectivo de la MP1, sino también aumentar sus propiedades contra el cáncer.

Si las noticias en la ciencia nos dicen que la evaluación de este péptido va mejorando su potencial, entonces estaremos frente a un medicamento más poderoso en los próximos años.